Ayer estuve en el dentista y fue uno de esos días en los que desearías que la operación ya hubiera pasado. Cuando entre me hicieron pasar a la sala de espera y cuando me fui a sentar, Sorpresa! Mi culo apenas cabe en la silla. Tierra tragame.
Así que mientras estas nerviosa pensando a ver que me hace el dentista y a ver cuanto me duele el bolsillo cuando salga, encima estas pensando, si me muevo la silla se rompe, si me levanto me llevo la silla agarrada a mi culo, y te sientes realmente mal.
Para el que no le haya pasado nunca igual no lo entiende o le hace gracia pero para los que ya hayan pasado por esto sabrán a que me refiero, el problema es que no solo pasa en el dentista, pasa en la peluquería, en la terraza de un bar y mas sitios de los que se puedan imaginar.
Y si encima en ese momento estas acompañada la cosa empeora, intentas tomarlo con alegría para que los demás no se den cuenta, incluso te ríes con ellos pero en el fondo estas deseando volverte invisible.
Así que ya veis, hasta cosas tan sencillas como sentarnos en una silla puede llegar a ser una aventura nada agradable, al menos para mi.
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